XLIV. Instalaciones interactivas y #regalosurbanos: #contar19

XLIV. Instalaciones interactivas y #regalosurbanos: #contar19

Confieso que me daba miedo ir a México sola, sin la otra Magdalena, o sin fictionrede; no adaptarme, no saber defenderme en una ciudad de casi 30 millones de habitantes… Así que desde Madrid contacté con todos los amigos de amigos que tienen algún contacto en el D.F. Y hablé con Iván Ludens vía Basurama, con Gerardo vía Cúmulo Limbo, con Eduardo vía Paco, con Andreavía Ethel y Pedro, con Laurita vía Luiso y además conocí a mucha otra gente en situaciones singulares como a Le Daró, que me sacó del caos que yo estaba generando en el metrobus por desconocimiento del funcionamiento de máquinas mexicanas, a Raquel, una chica española que trabaja en El País allá, a @jarl con el que me reí a carcajadas, a Leti y Sebas que estaban de luna de miel y a Ernesto y Alex del hotel, con los que pasé las 3 semanas. A todos, mil gracias por todo, os echo de menos!

Así que en mi primer domingo (02/09/12) reuní a cuatro personas que no se conocían de nada, es más! que yo tampoco conocía sino que eran amigos de amigos de Madrid y les lié para montar una expo bastante grande para el domingo siguiente coincidiendo por mi cumple (09/09): Un cumpleaños para regalar cosas a los demás! Fuimos a la calle Amsterdam, situada en el barrio de La Condesa (donde vive Andrea y temporalmente yo) que es una calle elíptica, cuya forma responde a un antiguo hipódromo, que utilizan los corredores, o los aficionado al footing, pero también niños, personas que andan y perros (según cuentan, en La Condesa hay más perros que niños) y empezamos con el brainstorming. Detectamos unos postes que Nike ha colocado cada 100 metros para indicar las distancias recorridas a los desportistas. Hay 19 postes, 1900 metros. Así que pensamos llenar cada poste con ‘post its’ (aunque finalmente fueron pegatinas) de colores y hacer 19 microhistorias de 140 caracteres para que se pudieran tuitear bajo el hastag #contar19. Las historias se enlazaban y se podían empezar, por cualquier lado y terminar en cualquier otro como en la Rayuela de Cortazar y bajo cada historia decía: ‘toma una y camina 100 metros’. Las escribió uno de los cuatro mosqueteros, que es un escritor nicaraguense que es un crack.

La preparación, como siempre, a matacaballo, improvisada, problemas inesperados y finalmente resuelta: Laurita se encargó de los colores, mientras el jueves por la noche nos llegaban los relatos de José Adiak Montoya ; Andrea se encargó de maquetarlos sobre los formatos para las pegatinas de colores, y se lo envió esa noche del jueves a Le Daró, para que lo imprimiera en la imprenta de su madre, y el sábado Laurita, su amiga Alina que, ingenuamente, vino a ayudarnos, y yo nos dispusimos a cortar las 2805 pegatinas!. Compramos un vino en el seven eleven para empezar a brindar por mi cumple desde la hora española y planeamos trabajar en mi terraza, pero llovió a cántaros!

Al día siguiente quedamos a las 10:30 para terminar de cortar y empezar el montaje, que duró todo el día, aunque fue una auténtica pasada.


En México, según las estadísticas y unos anuncios del metro, cada mexicano lee un libro al año, una cifra bajísima que pone de manifiesto que hay casi 9 millones de personas analfabetas en el país. Por eso, esta intervención que incita la curiosidad del paseante, fomentaba de una forma divertida, la lectura de un cuento precioso descompuesto en 19 trozos.

Nos pareció importante que en cada poste estuvieran todas las historias y plantear que desde cada punto existen todas las opciones, como en cualquier deriva urbana.

Al principio, cuándo no estás en tu lugar de acción de siempre, dudas sobre la reacción de la gente, no sabes si va a funcionar o no, pero a la vista está que a la gente le encantó! una chica que trabajaba en un psiquiátrico nos dijo que iba a aplicar esta idea para ayudar a los pacientes a relacionar ideas y relacionarse entre sí.

Dejo aquí el vídeo, que tiene una canción maravillosa de Wilbur de Paris:

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